SOY LIBRE PORQUE FUI ESCLAVA
Existe una
esclavitud profunda, arraigada, que diluye los horizontes de lo que soy. Esclavitud
inhalada a profundas caladas, hecha de adicciones de todo tipo, construida con
ladrillos de miedo y sufrimiento. Esa esclavitud que viste una soledad maligna
y demoledora que devora toda esperanza.
Es la esclavitud
absoluta, con cada calada se hacía más mía y yo más suya, diluyendo los horizontes
de la vida, de la nada. Narcotizante, derrapaba
por mis entrañas convirtiendo mi abismo en sufrimiento y soledad. Emociones
cocidas a fuego lento, prisiones construidas con mi permiso. Crecí prisionera de limitaciones ajenas y miedos ajenos.
Lloré
gritando libertad y con alas para volar hacia los horizontes de la vida. Nadie
pudo cortar mis alas, en realidad, sí que lo hicieron, pero aquellas alas
volvían a crecer, más fuertes y más grandes.
La tierra se
enamoró de mis huellas, llenando de polvo mis pies, y tendió caminos inhóspitos,
el aire apartó los velos y pude ver con claridad mis lágrimas, cencelladas
blancas y rojas. No sentí miedo, ese fue el error, sin miedo pero esclava, los
elementos azuzaron la sangre de mis venas, en esa sangre hervía una vida para
ser vivida. El fuego susurraba unos horizontes perdidos a mí oído, listos para
ser hallados.
Dejando de
buscar, encontré en mis venas los
albores de tiempos vividos en los que por ser mujer fui quemada, violada y en
estos horizontes cercanos, mi yo mujer
languidecía en la memoria, fui presa de todo lo ajeno, sentí en mis manos la
pistola que acabaría con todo, porque morir se convertía en un acto de
valentía. Los
elementos despertaron mi conciencia perdida y sentí que estaba muerta.
Ahora, con cada latido estalla la vida en mis entrañas y me
recuerda que lo vivido no fue más que un sueño que se llevó un tiempo de mi, se llevó un tiempo de mi muerte y ahora la vida se despereza
en mis pulmones, inhalando y exhalando la libertad resucitada de mis entrañas,
sin tibiezas. Una vida intensa que carboniza las entrañas, una vida que sólo
puede ser vivida, una vida construida con la demolición de todo lo construido
con la muerte.
Busco en mi
bolsillo mi dosis de broncodilatador, mis pulmones encogen, ahora todo es
nuevo, las certezas de otros tiempos han muerto con el miedo y ante mí, sin
sigilo, se manifiesta un mundo
desconocido, llamado Libertad.
Ahora sí, soy libre porque fui esclava.
Mª Carmen Martínez
http://instrumentopoetico.blogspot.com.es/
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