Querida Sra. Susana Díaz,

Si no recuerda a cuento de qué viene mi carta, le dejo el enlace de youtube donde puede Ud. escucharse así misma.


Desde mi modesto blog quiero recordarle Sra. Susana Díaz,  que España está a la cabeza de Europa en abandono escolar y,  le recuerdo que, sin ayudas, el índice de niños en riesgo de pobreza es de 37'5%, le recuerdo Sra. Susana Díaz que Irlanda con una crisis similar a la nuestra, con las medidas adecuadas aunque no del todo suficientes, redujeron el riesgo de pobreza infantil de un 44'3% a un 17% y que en España solo se ha reducido hasta el 29'7%, como puede ver los indignados del 15M como yo, lejos estamos de querer una casita en la playa. Ya puede ir usted a tomar el sol, a calcinarse como hacen los turistas vip, esos que trabajan gracias a las puertas giratorias, porque aquí suficiente tenemos con nuestro día a día, con dar de comer a nuestros hijos y llevarlos a colegios públicos sin los medios adecuados, dicho sea de paso, son las asociaciones de padres de alumnos los que suplen las carencias de las administraciones.

Le recuerdo un dato de nada, una fruslería, algo que no tiene importancia, desde que gobierna Rajoy, la universidad pública perdió 127.000 alumnos, como puede comprobar Sra. Díaz no estamos para muchos másters.

Le voy a aclarar una cosita, que tomamos el sol mientras esperamos en la cola para que nos den comida, sí nos bronceamos y además nos exhibimos ante los vecinos, los hay que conducen dos coches y tienen dos viviendas en propiedad como Ud,   y los hay que con lo que ganamos no nos da para la comida, nos han desahuciado de nuestra casa o vivimos en un piso compartido pero estamos con ese colorcito moreno a lo veranito playa además, tenemos abdominales, una tableta de chocolate porque nos abalanzamos a los contenedores de comida donde los supermercados tiran todo lo caducado, como Ud. puede evidenciar, no necesitamos una casita en la playa, nos quejamos de puro vicio y las estadísticas son el papel higiénico donde Ud. se limpia la mierda que acaba de cagar. Sra. Díaz, le recuerdo que para escupir, no lo haga en la cara de los ciudadanos, existen unos artilugios llamados escupideras.

Espero haberle sido de ayuda, atentamente,


Mª Carmen.

La vida es muy hija de puta

En el colegio éramos un grupo de seis alumnos frente al resto, treinta y cuatro. Nosotros éramos los diferentes, los frikis, ellos eran los populares, los guapos. Ellos,  que creyeron ser una raza superior a nosotros, nos acosaron ante la indiferencia de los maestros,  a excepción de uno, el profesor de séptimo. La mayoría de víctimas logramos sacar buenas notas e ir  otros barrios a estudiar.

La vida es muy hija de puta ajustando cuentas. Yo había terminado mis estudios de informática en una fundación privada, cosa que pude hacer capitalizando el paro. Finalicé el curso con nota, eso me permitió estar en la bolsa de trabajo; dos meses más tarde, contactó conmigo una multinacional del sector informático para hacerme una entrevista. Me extrañó, a mis compañeros de curso  esta misma empresa los había convocado para hacer unas  pruebas de selección, cosa que no hicieron conmigo.

Me personé el día y la hora  que acordamos en el departamento de recursos humanos, allí estaba él, uno de los acosadores, me miró con soslayo y tan pronto me  reconoció,  se dio la vuelta, dándome la espalda. Sin poder reaccionar, una mujer me llamó y me acompañó a una sala, en ella, cinco personas listas para hacerme una entrevista; los miré y me dije “Mª Carmen, a la mierda todo y todos, sé tú misma” y así hice. Al salir fui consciente de que había perdido una oportunidad. Me equivoqué.

Al cabo de dos semanas me llamaron para empezar  a trabajar con ellos lo antes posible, fue un día de febrero. Entré en el departamento, me asignaron la cuarta mesa de la fila, al lado estaba él, sentado en una silla, junto a uno de los responsables de su proyecto, su cara de asombro fue evidente, por aquellos sarcasmos de la vida, me saludó. Durante varias semanas no coincidimos, tiempo suficiente para que la empresa contara conmigo y empezara a darme responsabilidades. Tarde o temprano tenía que suceder, coincidimos en la cafetería, él me saludó y yo le devolví el saludo, se sentía incómodo, era consciente de que la había cagado el día que me entrevistaron. Decidí invitarle  a un café, lo miré y sentí lástima, ante mí estaba una persona esclava de sus condicionamientos, mientras,  yo sorbía el café de la victoria.

Lo dejé hablar y entre balbuceos,  se justificó – pensaba que venías a trabajar como administrativa–   yo seguía sorbiendo mi café y con cada palabra que escuchaba, sentía más lástima – ya veo que no es así – me dijo, yo asentí con la cabeza y pensé :

 “¡Sí! la vida es muy hija de puta, porque nos pone a todos donde nos corresponde estar.”