LO ABSOLUTO

Una pregunta: ¿Por qué la mujer viaja buscando lo absoluto?

Lo absoluto se posa en palabras, en poesía, en visiones oníricas, existe un verdadero problema en mí para describirlo pues lo absoluto está desnudo de palabras.

Lo absoluto nos busca y chisporrotea, juguetea con nosotros y mi alma bulle, porque quiere posarse más allá de la belleza.

Una belleza que el hombre le otorga a la forma y la mujer le abstrae algo mucho más profundo. Largo camino recorre la belleza pues está enraizada en lo masculino, en su sistema social, familiar, económico, filosófico, político, etc. Pocos son los que buscan, pero a decir verdad se encuentra y se expande.

Largo camino ha de recorrer la literatura porque en muy pocas obras se desnuda lo absoluto, con frecuencia son mujeres que destilan la pasión y el fuego que atenaza nuestras almas. Buscando dónde posarnos, hiriéndonos si es necesario, por que en lo absoluto residen en las emociones. Los ojos de los hombres vislumbran lo absoluto en nosotras procurando no trascender en demasía, sin entender que en lo absoluto reside nuestra alma y por ende nuestras acciones.

Demasiadas veces se tilda lo absoluto con lo rosa, pero bienvenido sea, otras veces lo absoluto se transforma en incomprensión del literato de turno, porque la forma no es masculina, ni es Conrad ni es Garcilaso, lo absoluto en palabras se retuerce en las entrañas de quien lo lee, trastocándolo, turbándolo sin entender el por qué. Porque lo absoluto es un sentir que no puede ser leíble es leible-sentido.

Tsvietaieva y Sodergran desnudan las palabras de su propia forma adentrándose en sí mismas hacia lo más absoluto, ante el estupefacto de muchos de los literatos de la época, sin entender, que el universo es interno y en esa búsqueda, las mujeres somos capaces del todo por el todo. La obra es la vida misma, es un todo, es una unidad, sin distinguir la vida y la obra, porque en ellas reside una única pasión, lo absoluto.

Cuando fluyen las palabras ya no desde la mente más puramente intelectual sino desde el más puro sentir emocional, se vuelven más vivas e ígneas, en ellas no reside la naturaleza de la forma sólo lo absoluto por lo absoluto como esencia viva femenina. Son los ecos de la soledad apabullante emergiendo, mi auténtica identidad, la más libre, la más fuerte e imperecedera.

Tsvietaieva, Sodergran y Tellado son algunos ejemplos de lo que perdura, de la búsqueda tensa y sistemática de la emoción en estado puro, que en manos de los hombres sigue conduciendo a terrenos arenosos sin sentido, sólo existe nuestro propio reconocimiento.

A estas horas lo absoluto sigue retorciéndome las entrañas, provocándome dolor de cabeza, sencillamente sólo sé vivir a través de lo que soy, en lo más absoluto.


Mª Carmen Martínez