El Santuario
Existe un santuario, es la fosa de mi mente, allí nacen monstruos que mi
corazón diluye.
Cada latido es un estallido, es la
nitroglicerina recorriendo mis venas y mis órganos son mis pequeños zombies. Vida
explotando de manera extraña y
desmembrada.
Aquel santuario de pensamientos, sueños quebrados que resucitan golpes de
esperanza, más extranjera que nunca, es mi descanso.
La valentía es para quien se pasea por la muerte con la dignidad del que
todo lo tiene y no posee nada.
Ayer tomé unas copas con la muerte, sigilosa, me susurraba lo muerta que
estaba, me recordaba que paseo por la
vida con un cuerpo inconsistente, un cuerpo diluido por estos tiempos. Aquello
que tomé por vida es en realidad muerte rotunda y desperezada, una muerte
dispuesta a recorrer los surcos de mi piel.
Permanezco en este santuario,
reflejada en mi locura, mi corazón late y en mis venas la sangre fresca es la
nitroglicerina de mis días.
Mª Carmen Martínez
Mª Carmen Martínez
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