UNA VERDAD INCÓMODA
Siempre
me ha gustado ir al origen, porque ir al origen no es retroceder. Visitar la
memoria, algo que se hace poco y más cuando en ella se esconde una verdad
incómoda.
La
Guerra Civil Española dejó huella en
millones de familias, la mía no es una excepción.
Existe
una sombra en esa memoria, el miedo de los vencidos que se inserta con sangre y
represión. Ese miedo contiene la violación sistemática de la dignidad humana.
El
alzamiento protagonizado por Franco apoyado no solo por
Italia y Alemania, sino también, como cita Gabriel Jackson en Entre la Reforma y la Revolución 1931-1939, por
los intereses económicos de compañías inglesas y americanas, eso sí, sin dar publicidad alguna, sin olvidar a Francia
que facilitó el paso de todo tipo de armas y avituallamiento para los
insurgentes, todo ésto dejó a los
republicanos parias, solos, huérfanos de medios y solidaridad, a excepción y
especial mención de Las Brigadas Internacionales y personas que ayudaron desde
el silencio y la oscuridad.
Los
poderes económicos ocultos en la sombra transformaron
las palabras que Wilson pronunció en la Primera Guerra Mundial, los aliados luchaban para que el “mundo fuese seguro para la
democracia”, y el capitalismo mundial de los años 30
luchaba para que “España fuese segura para el capitalismo”. Esta es la Europa
que conocemos actualmente, que vela por los intereses económicos y no por los
ciudadanos.
Según
Gabriel Jackson, la estimación de personas fusiladas, prisioneros llevados a campos de
concentración y exiliados suman un total de 2.000.000 de personas y con ellas
murió una forma de pensamiento. Sí señores, 2.000.000 se dice pronto, pero las
estimaciones están documentadas.
Esa pérdida tardará en recuperarse. Ahora y gracias a la
represión sistemática del gobierno del PP, nuevas voces se alzan.
Paul
Preston, con muy buen tino, habla de
Holocausto Español. Ésa es la fractura ideológica que sigue vigente, muy
difícil de reponer 2.000.000 de seres humanos y con ellos, su lucha y sus ideas
se diluyeron. Hemos de tener en cuenta que
en el año 1936 vivían en España 22.000.000 millones de personas, podéis
comprobar el daño perpetrado no solo por Franco, sino también por una Europa
que prefirió una dictadura fácil de controlar. Se necesitan muchas generaciones para que una nueva lucha
ciudadana surja.
Me entristece ver como algunas voces dicen que tenemos lo que nos
merecemos, no es cierto, tenemos lo que Europa quiso en el año 1936, ahora en
2015, España vuelve a ser presa de
Europa, tratando de amordazar a una sociedad ideológicamente avanzada a su
tiempo. No señores no tenemos lo que nos merecemos, nos gobiernan los otros,
poderes fácticos, como en el 36. El capitalismo. Una verdad incómoda.
Mª
Carmen Martínez
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